Discurso de Poder Prieto para la ceremonia de premiación de la Agrupación de Críticos y Periodistas de Teatro.
Teatro Esperanza Iris
Quetzalli: El Teatro en México es racista…pero no se preocupen, no vinimos a señalar a nadie… en específico.Aquí una reflexión para apaciguar el sentimiento de culpa: El Teatro en México es racista porque México es un país racista.
Christel: Un grupo de prietos, “resentidos, que no son capaces de tener una reflexión propia” nos preguntamos: ¿Por qué hay tan poca gente morena en el teatro nacional? Nos acercamos a todos: A los productores, que dicen que es lo que compra el público; al público que dice que es lo que hay; a los directores que dicen que ellos escogen a los más talentosos; a las escuelas que dicen que “ya lo tienen cubierto” y al final, nadie quiere hacerse responsable.
Quetzalli: Y es que ni siquiera somos capaces de reconocer que somos un país racista. Solo podemos reconocer el racismo en Estados Unidos, cuando es un George Floyd asesinado por un policía gringo pero no cuando 4 policías mexicanos asesinan a Victoria Salazar, migrante salvadoreña, con el pretexto de que "alteraba el orden" en un Tulum inundado de spring breakers.
Christel: Seguimos haciendo blackface, decimos que aquí nunca hubo segregación cuando apenas este año en Casa Lamm mandan al baño de servicio a una persona por traer indumentaria Otomí. Y en varios restaurantes de polanco, y en nuestro teatro, seguimos poniendo a la vista lo que nuestra “intuición” nos dice que nos va a dar más imagen
Quetzalli: Pensamos que por tener un par de morenos en personajes racializados en nuestras producciones ya estamos siendo incluyentes, y “mejor que en otros países" porque aquí se hace de manera natural, sin cuotas… “Inclusión”... tan no queremos ver este problema que le llamamos inclusión a tener en nuestros elencos personas que se parecen al 80 por ciento de la población de este país.
Christel: Confiamos en qué cómo no hay maldad en nuestro corazón, no hay problema, mientras hacemos una obra tras otra, tras otra, tras otra sin un solo moreno en el elenco... “Nosotros no vemos colores”: ¡Es evidente! Les proponemos algo a todos los que no ven colores, la próxima vez que estén en el teatro comparen a su elenco con los técnicos, sin los que su teatro no podría dar función. ¿Estamos representados?
Quetzalli: Y luego nos preguntamos, ¿Cómo es posible que quemen a un niño indígena? ¿Qué les hizo pensar a sus compañeros que su vida valía “menos”?
Christel: “Tú cállate porque ya te contraté una vez”, “tal vez los blancos son más talentosos”, “¿por qué no hacen sus propios proyectos? Los hacemos, sólo que tú no los ves. Tú no escuchas cuando somos nosotros los que gritamos “estoy hasta la madre y no lo voy a tolerar”...Tú sólo ves resentidos, llenos de odio que no hacen más que dividir… divididos ya estamos…No conectas, no entiendes, porque no eres tú el que ha tenido que aprender a amar su color. Porque estoy segura que jamás te dijeron que ojalá hubieras nacido más blanca, que no estudiaras teatro porque siempre ibas a salir de sirvienta, que trabajaras el doble para conseguir la mitad que tus compañeras blancas.
Quetzalli: Si creemos que solo con tener buenas intenciones, sin ver colores y sin hacer nada vamos a terminar con el racismo que este país carga desde hace 500 años pues… “dejen desengañarlos” El sistema en el que vivimos no va a desaparecer de manera “normal”. porque lo “normal” es el sistema. Y para combatirlo necesitamos de un esfuerzo extra cotidiano; anormal, “antinatural”.
Christel: Compañera directora, escenógrafo, actore, crítico, técnica, iluminador, vestuarista, asistente de producción, fotógrafo, coreógrafa: dejemos de pasar la bolita. Los invitamos a preguntarse ¿Qué vamos a hacer? pregúntese realmente: ¿Qué voy a hacer?...